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Chica conoce chica

 


Alex es atrevida, caótica y seductora. Sabe cómo hacerse con cualquier chica... pero su vida está patas arriba y su novia la acaba de dejar.

Molly lo tiene todo bajo control, pero acaba de mudarse a la universidad y tiene que abrirse al mundo... Su única amiga, hasta el momento, ha sido su madre.

Cuando ambas se juntan todo indica que tendremos una comedia romántica al más puro estilo de los 2000. De hecho, incluso la premisa me dio vibes de "Cómo perder a un chico en 10 días".

Sin embargo, el enfoque de la historia y los problemas familiares de las dos protagonistas hacen que esta novela se convierta en mucho más que una romcom. 

Por el lado de Alex tenemos una relación bastante disfuncional con una madre alcohólica. No se sabe quién es la madre y quién la hija, la pobre Alex está deseando huir para tener su propia vida. Pero es que además tiene una relación bastante tóxica con su novia. Relación que me ha ido sacando de quicio durante media novela, todo sea dicho. 

Molly, en cambio, no ha tenido nunca una relación. Pero ni siquiera de amistad. Aunque lleva años enamorada (en secreto, obviamente) de una de las chicas más populares de su antiguo instituto: Cora. 

Su único apoyo ha sido siempre su madre, con la que tiene muy buena relación (o no). Su esperanza en la universidad es hacerse amiga de su compañera de cuarto y a partir de ahí conseguir vencer su timidez. Solo que ha tenido la suerte de que le toque una habitación individual. 

Molly y Alex se encuentran en una fiesta. Es ahí cuando Alex le ofrece a Molly enseñarle como enamorar a Cora.

 -Puedo ayudarte a que Cora se enamore de ti. (...)

-¿Qué?¿Cómo?

- Bueno, yo le gusto, así que sé lo que le gusta.

Naturalmente, los malentendidos (y el salseo) están servidos. Pero, como he comentado anteriormente, esta novela es mucho más que una comedia romántica. Eso es lo que la hace tan especial, necesitamos más libros que les hablen a nuestros adolescentes de relaciones tóxicas sin romantizarlas, que comenten relaciones disfuncionales, que no tengan miedo de no ser perfectos. Porque la adolescencia es de todo, menos perfecta. 

Quizá no es esa chica que lo consigue todo son esfuerzo. Quizá se le da tan bien ayudarme a mostrarme al mundo porque ella también ha tenido que hacerlo.

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